El diecisiete del tres del dos mil diez surge la idea de formar un estudio. Escrito inicialmente en números, pasamos a hacerlo sólo en letras para provocar la necesidad de escribirnos despacio. Se trata de transmitir algo en lo que siempre hemos creído, que las cosas buenas hay que vivirlas sin prisas. En arquitectura, así como en cualquier otro ámbito de trabajo en el que nos movemos, nos interesan los procesos como generadores de ideas y cómo esas ideas se materializan en el lugar donde se insertan. Más imformación: www.diecisietemastres.es